Después de un prolongado periodo, retomar esta actividad resulta desafiante. No han sido meses sencillos, pero estoy orgullosa de estar aquí de nuevo, frente al teclado, mucho más saludable y, sobre todo, ¡viva!

¿Qué pasó hace dos años?
Vamos a retroceder un poco en el tiempo… hace un par de años, tal vez un poco más, comencé a sentir un poco de cansancio, la principio me decia a mí misma: «Mi Misma… tranquila, es por tantas cosas que estás haciendo a la vez… ¡ya en poco tiempo te tomas unas vacaciones y todo va a estar muy bien!!!» Bueno, no resultó precisamente así. Cada vez me sentía mas agotada y, por más que siempre insisto en que hay que escuchar nuestro cuerpo, debo confesar que no lo hice por muchas razones, pero la principal: Ese temor a los médicos que a muchos nos paraliza.
Pero aún no termina…
Para no hacer muy larga esta etapa, cuando fui con el doctor, estaba muy anémica (cualquiera a quien le cuento que tenía la hemoglobina en 6,5 no se lo cree y es que ahí me veían, de un lado a otro con mi pálido semblante ¡pero de pie!)… Paso siguiente, al hospital, internación y transfusión de sangre… Abro paréntesis aquí para agradecer infinitamente a todas las doctoras, enfermeras y personal en general que se encargaron de mi caso, un caso difícil porque soy extranjera en México, y solo me acompañaba mi esposo y un muy extraño tipo de sangre que conseguir. Aquí entran ustedes, gracias a la difusión a través del Facebook de Repostera Nómada y que muchas de ustedes ayudaron a difundir, logramos conseguir la sangre necesaria para las transfusiones que me hicieron y para la cirugía. ¡GRACIAS TOTALES CHICAS Y CHICOS!!!
¿Qué ha cambiado?
Ahora, ¿por qué no regresé después de esto?… La historia se convirtió en una montaña rusa… Tuve un par de meses de reposo, y luego, a pesar de estar con más energía aparecieron nuevos síntomas… Los medicamentos que estuve tomando antes de la cirugia, sumado a un gran nivel de estrés causaron estragos en mi estómago y ese es un tema con el que aún estoy lidiando, afortunadamente, ya estoy mucho mejor, aunque sigo en tratamiento y terapias. Hace unos meses, esta situación me llevó a un momento en el que estaba a punto de colapsar, sin embargo, gracias al apoyo de mi increíble familia y de mi fantástico esposo, logré superar mi malestar, mis miedos y logré ponerme en pie.
¡Ahora vamos con todo!!!

Casi cerramos este año, y solo puedo decir que, a pesar de lo difícil, ha sido un gran año que me ha dejado muchas enseñanzas y me ha reconectado con las cosas importantes de la vida. Me ha puesto en perspectiva deliciosos descubrimientos, esta vez no en el mundo de la repostería o la gastronomía, sino en el ámbito emocional, espiritual y en el mundo que me rodea… Chicas, chicos… para quienes están leyendo esto, no den nada por hecho, la vida es solo un suspiro y es necesario aprovechar al máximo cada día y no solo eso, debemos EN SERIO escuchar lo que dice nuestro cuerpo, debemos cuidarnos, debemos cuidar este preciado templo porque no tenemos garantia y no es como si pudieramos llevarlo a la fábrica y cambiarlo por uno nuevo.
Mantén siempre la esperanza…
Este año me ha dejado muchas enseñanzas, todas igual de importantes pero les quiero compartir dos en especial:
- la primera, «Pedir ayuda no te hace débil»
- … y la segunda, «No importa qué tan mínima pueda ser una molestia que sientan en su cuerpo, escúchenlo y consulten con un especialista, no dejen pasar el tiempo porque, de algo sencillo por resolver, puede convertirse en una bola de nieve»
Mientras tanto, yo aún sigo en tratamiento sintiendome muchísimo mejor… y ahora si preparada para reconectar con ustedes, contarles mi historia y, si me lo permiten, seguir aprendiendo juntas sobre el arte de la repostería tradicional y la repostería saludable.
¿Me lo permiten?